Es un procedimiento médico que consiste en introducir en una vena patológica o varíz, a través de una aguja fina, una sustancia química que daña el revestimiento interno de la vena o endotelio, causando una inflamación que inmediatamente bloquea la circulación de la sangre, con lo que se evita que la sangre refluya anómalamente. Posteriormente, en un período variable de tiempo (semanas o meses según el tamaño de la vena tratada), esta inflamación hace que la vena varicosa vaya retrayéndose progresivamente, llegando en muchos casos a no ser visible.