Existen numerosas técnicas de medicina estética para mejorar la calidad de la piel y frenar los signos del envejecimiento. Uno de los tratamientos más populares hoy en día es el PRP facial o plasma rico en plaquetas, un método en el que tu propia sangre es el ingrediente principal.
¿En qué consisten el tratamiento?
Primero se pone en toda la region facial una crema anestésica, luego el médico extrae sangre del paciente, normalmente del antebrazo.
Dicha sangre se centrifuga en condiciones especiales para obtener un concentrado de plaquetas.
Tras este primer paso, se separan la fracción celular de la sangre, es decir glóbulos rojos y blancos, de un sobrenadante de plasma sanguíneo. De este plasma obtenido, debe aislarse solamente la fracción más pesada, que es la más rica en plaquetas, ya que son estas células las que nos aportarán los denominados Factores de Crecimiento que constituyen el verdadero interés de la técnica.
Posteriormente, el médico infiltrará en la piel del paciente, mediante una inyección intradérmica, el plasma resultante.
Es un tratamiento que se realiza a partir de la sangre del propio paciente, así que es muy seguro, eficaz y sencillo de realizar.
Al principio del tratamiento es recomendable hacer una sesión al mes durante tres meses y posteriormente realizar una sesión de recordatorio al año. Después de cada sesión de plasma rico en plaquetas facial no se necesita hacer reposo, por lo que el paciente puede incorporarse con normalidad a su vida cotidiana.